Esto funciona así. Hubo un tiempo en el que Hollywood fue el espejo del mundo, un mundo de sueños y destellos de diamantes, joyas rutilantes, delicados vestidos hechos a mano, whisky con angostura, dry Martini y el genial restaurante Trocadero hasta la bandera de gente.
Hablando de Hollywood, hablando de estrellas, de diamantes, hablemos de Liz Taylor. Mujer enigmática como pocas, la chica de los ojos color violeta. Una tormentosa vida llena de amor, tragedias, alcohol y joyas, muchas muchas muchas joyas. Ella misma lo dijo, "Mi madre decía que no abrí los ojos hasta los ocho días de vida, pero que cuando lo hice, lo primero que vi fue su anillo de compromiso".
Y es que a lo largo de los años fue atesorando la que llaman la mayor colección de joyas de Estados Unidos. Joyas llenas de sentimientos, de amor, de recuerdos. Casi todas fueron un regalo de Richard Burton, su profundo amor verdadero con el que se casó en dos ocasiones.
Hablar de ella pues, me trae muchísimos recuerdos, de alguna manera yo he crecido con ella, desde muy pequeño caí como imbuido por sus espectaculares joyas, por esa mirada, por ella en sí. Las esmeraldas de las Zarinas, su enorme diamante Burton en forma de lágrima, la peregrina, los rubíes de Mike Todd o el broche que perteneció a la carismática Wallis Simpson entre otras, son algunas de las piezas de su inolvidable colección ahora subastadas y perdidas para siempre.
Como ella misma dejó escrito, "Solo espero que encuentren un hogar y alguien que las quiera y las cuide tanto como yo". La conclusión que yo saco de todo esto, es que fue y será para siempre una mujer maravillosa, una apasionada de la belleza que vivió por amor.
Buenas noches y buena suerte.
Sin duda alguna mi entrada preferida. Has conseguido contagiarme tu pasión por Liz Taylor (aunque la verdad es que no hacía falta mucho, porque ya la admiraba, pero ahora has hecho que me enamore), y ¡menudas joyas! Entre ellas y la propia Liz, la página va a explotar por demasiada belleza.
ResponderEliminar